lunes, 11 de marzo de 2013

PICS (Sexto Año)


PROYECTO DE INVESTIGACIÓN EN CIENCIAS SOCIALES 

(Sexto Año)                                                                                                                                                                                                           


Contenido 1

VERITAS… ¿QUID EST VERITAS?

“La verdad… ¿qué es la verdad? Esta frase que pronunció Poncio Pilatos frente a Jesucristo es una de las preguntas más esenciales del ser humano. ¿Existe la verdad absoluta? ¿La verdad nos es dada por las fuerzas eternas del universo y es nuestra tarea descubrirla o, por el contrario, la verdad es una construcción humana? ¿Existe una sola verdad omnipresente y sempiterna o hay muchas verdades?

La lógica clásica afirma: “Si +A es cierto, entonces –A es falso.” Si algo es cierto, entonces su opuesto tiene que ser falso. Hegel derrumbó esta premisa y la sustituyó con una nueva: “La verdad se puede mover entre +A y –A.” Hegel nos enseñó que toda idea, que le llamamos una tesis, puede ser confrontada con la idea opuesta, que llamamos antítesis, y de estas dos ideas rivales podemos plantear una nueva idea que combine partes de ambas, dando nacimiento a una síntesis. La verdad sería, entonces cuestionable y nunca eterna. La verdad se construye.

Existen unos discursos que tienen estatuto y función de verdaderos: operan y circulan como tales y, con frecuencia, nadie se cuestiona su veracidad. De tanto repetidas, las verdades parecen naturales, descubiertas, perfectas. Al contrario que Kant, que, desde su isla de racionalidad, pretendió la universalidad del conocimiento y la verdad, Foucault insinúa la historicidad de los mismos. La lectura de sus textos nos sugiere que conocimiento y verdad están configurados por el espacio y el tiempo, esto es, por el lugar y la época a la que pertenecen.

Así, en cada lugar y época se da una episteme determinada, o, en otras palabras, un conjunto de relaciones que pueden conectar las diversas prácticas discursivas existentes entre sí. Saber y verdad, en consecuencia, son producidos, elaborados en relación a un contexto histórico y engendrados y promovidos por los seres humanos. No existe tal cosa como “la verdad” única y originaria, ni un avance inexorable por parte de nuestros saberes hacia ella. En el lugar y el momento en que se produce una verdad –y, en consecuencia, se excluye y silencia otra-, se establecen unas reglas del juego, se inducen formas de subjetividad, también se está ejerciendo el poder en una determinada dirección. Por lo tanto, detrás de los saberes y sus discursos de verdad, se encuentra el poder.

Además de decretar cual es la forma correcta de ser y actuar para las personas, las “verdades” construidas generan los procedimientos disciplinarios que sujetan al hombre a una serie de normas. Éstas ejercen su influencia en la organización y metodología que sigue la enseñanza, por ejemplo, a través de la pedagogía; en el funcionamiento de una fábrica o empresa, en las creencias y valores que poseen y transmiten las familias, etc. La nuestra es una sociedad disciplinaria en la que una red invisible y difusa de poder que lo atraviesa todo produce y reproduce nuestros hábitos, nuestras costumbres, nuestros pensamientos, las experiencias y percepciones que tenemos de determinados objetos, y, en definitiva, regula nuestras conductas.

Actividad

1 ¿Qué quiere decir Hegel con su fórmula: “La verdad se puede mover entre +A y –A.”

2 Describe la diferencia entre Kant y Foucault acerca del conocimiento y la verdad.

3 Según Foucault, ¿cómo se construyen el saber y la verdad? ¿Qué generan esas verdades construidas?

4 Desde tu punto de vista, ¿existe una verdad absoluta? Argumenta tu postura.

                                                                                                                                                                                                                    

Contenido 2

ANTROPOLOGÍA CULTURAL

Rama de la antropología que estudia las características del comportamiento aprendido en las sociedades humanas, es decir, ciencia de la cultura humana. En general, es la ciencia que estudia el origen, desarrollo, estructura, características y variaciones de la cultura humana tanto de las sociedades del pasado como de las del presente. La etnografía, la etnología, la arqueología, la lingüística y la antropología física son las disciplinas sobre las que se funda la antropología cultural.
Las noticias proporcionadas por los exploradores, los colonizadores y los misioneros fueron generando una vasta literatura de descripciones de comportamientos y rasgos culturales que cuajaron en las primeras colecciones etnográficas. Este primer material está en el origen de la antropología cultural, que se constituye como ciencia durante el siglo XIX, y en el contexto de la aceptación de las teorías evolucionistas, y en sus inicios esta ciencia estaba fuertemente marcada por una concepción etnocéntrica, ya que la tendencia dominante era la de considerar las «otras» culturas como otras tantas etapas menos desarrolladas de la cultura europea occidental. La corriente del evolucionismo cultural, que fue la primera de las tendencias en imponerse en esta ciencia naciente, estaba influida tanto por el evolucionismo de Darwin como por la idea de progreso cultural. Desde la perspectiva del evolucionismo se consideraba la historia del género humano como una historia única, incluso en el aspecto cultural, idea bajo la que subyacía el supuesto (etnocéntrico) de una única línea de evolución que va desde los otros hasta nosotros, de manera que también se consideraban los supuestos estadios evolutivos como otros tantos pasos hacia la realización de la sociedad civilizada.
Los descubrimientos no confirmaban estas hipótesis y los antropólogos posteriores abandonaron los supuestos del primer evolucionismo cultural, evitando pronunciarse sobre concepciones generales de la cultura, razón por la que se centraron en estudios concretos. Fruto de esta reacción fue la aparición del historicismo cultural y del difusionismo. Con Franz Boas, en los Estados Unidos, la antropología cultural deja de considerarse como un estudio general de toda cultura, para pasar a ser un estudio descriptivo y comparativo de los rasgos culturales de pueblos determinados, considerando la cultura como un proceso particular para cuyo estudio debe practicarse el trabajo de campo y una metodología naturalista e inductivista.

Otra corriente es el relativismo cultural. Su filosofía defiende la validez y riqueza de todo sistema cultural y niega cualquier valoración absolutista moral o ética de los mismos. Se opone al etnocentrismo y al universalismo cultural —de carácter positivista— que afirma la existencia de valores, juicios morales y comportamientos con valor absoluto y, además, aplicables a toda la humanidad. El etnocentrismo suele implicar la creencia de que el grupo étnico propio es el más importante, o que algunos o todos los aspectos de la cultura propia sean superiores a los de otras culturas. El relativismo, en cambio, asevera que todas las culturas tienen igual valor, y ninguna es superior a otra pues todos los valores son considerados relativos adecuados a una situación sociohistórica.

Actividad
1. ¿Qué es la antropología cultural?

2. Describe las características del etnocentrismo y las del relativismo cultural.

3. ¿Cuál de las dos posturas te resulta más adecuada? Justifica tu respuesta.

                                                                                                                    

Contenido 3

ETNOGRAFÍA

Esta palabra etimológicamente significa “escribir sobre los pueblos”

La etnografía es el estudio directo de personas o grupos durante un cierto período, utilizando la observación participante o las entrevistas para conocer su comportamiento social, registrando una imagen realista y fiel del grupo estudiado; el trabajo de campo resulta ser una herramienta imprescindible. La investigación etnográfica pretende revelar los significados que sustentan las acciones e interacciones que constituyen la realidad social del grupo estudiado; esto se consigue mediante la participación directa del investigador. Con frecuencia, el investigador asume un papel activo en sus actividades cotidianas, observando lo que ocurre y pidiendo explicaciones e interpretaciones sobre las decisiones, acciones y comportamientos que observa.

Aunque tradicionalmente la etnografía se ha considerado principalmente como la observación y el estudio  de la cultura de toda una comunidad, la metodología etnográfica es adaptable al estudio de las relaciones sociales de cualquier grupo en el cual estas relaciones se encuentren reguladas por la costumbre, tales como colegios, empresas, partidos políticos o incluso espacios públicos en los que no se perciben relaciones sociales, como la calle o los aeropuertos.

La primera referencia importante la podemos encontrar en "el padre" de la etnografía clásica: el antropólogo polaco-británico Bronislaw Malinowski, cuyo libro "Los Argonautas del Pacífico Occidental" constituye el punto fundacional de la etnografía. La manera en la que él construyó la etnografía se convirtió, sin duda, en precepto para los antropólogos posteriores.

El trabajo de campo

Su fundador también fue Malinowski, quien definió sus líneas maestras igualmente en Los Argonautas. El antropólogo introdujo varias técnicas como el diario de campo, que sigue considerándose y empleándose. Pero es especialmente importante la filosofía o actitud que se encuentra detrás de las técnicas. Esta filosofía podría resumirse en la necesidad de sumergirse sin prejuicios en la cultura de los otros con el fin de aprehenderla. En otros términos, podríamos considerarlo como empatía: saber situarse en el lugar de los otros. Malinowski se quedó solo en las islas Trobriand, lejos de los blancos (de quienes decía que no entendían nada de los nativos). Para relacionarse con ellos tuvo que aprender su idioma, entender sus costumbres, comprender su entorno y sus fuentes de recursos.

Como primera etapa de la investigación se forma o consiste en: observación y descripción; es decir, trabajando sobre el terreno, (trabajo de campo), hacemos una descripción sistemática de las ideas y comportamientos de los individuos de una cultura que obtenemos a partir de la observación participante y de las entrevistas durante el trabajo de campo.

La descripción etnográfica es presentar la organización de la sociedad desde la perspectiva de los nativos; la etnografía es como una gramática: debe permitir entender cómo funciona una cultura.

Actividad

1 ¿Qué es la etnografía? ¿Cuál es su objeto de estudio?

2 Define “trabajo de campo”.

3 ¿Quién fue su fundador y cómo fue uno de sus primeros trabajos de campo?

                                                                                                                                          


Contenido 4

LA INVESTIGACIÓN SOCIAL

La investigación social es un proceso que tiene como objetivo obtener información para la  producción de nuevos conocimientos de la realidad social.  Se realiza a través de la aplicación de una serie de herramientas teórico-prácticas que tiene como fin diagnosticar y/o solucionar problemáticas y necesidades dentro de la sociedad.

Partimos de la noción de investigación que Elena Achilli plantea como el: “proceso de construcción de conocimientos que se realiza alrededor de alguna problemática de un modo sistemático/ metódico”, aunque abierto a posibles cambios que se pueden producir sobre la marcha.

Metodologías de investigación

Existen diferentes técnicas o estrategias de recopilación de datos o de abordaje de la realidad sociocultural:

Cuantitativos

Cualitativos

Cualicuantitativos o de triangulación

Cuantitativos

La metodología cuantitativa se basa en la búsqueda de datos objetivos y duros, principalmente a través de la técnica llamada encuesta. Permite conocer la dimensión numérica de los fenómenos sociales, focalizando su interés en los datos que muestran los intereses de las mayorías. Presta atención a las regularidades y se asocia al paradigma positivista proveniente de las ciencias naturales. Por otra parte, los investigadores que utilizan este método procuran mantener cierta distancia y neutralidad con los sujetos observados.

Cualitativa

Se asocia al paradigma interpretativo centrado en el sujeto, se interesa en el lenguaje y en el significado que los sujetos le otorgan a la realidad. Asimismo, con estas técnicas se busca comprender la realidad a través de las motivaciones de las acciones de los individuos. En este sentido, el observador actúa sobre contextos reales y tiene cierta participación en dichos contextos y realiza un proceso de interacción con los actores sociales.

Algunas de las técnicas utilizadas en el método cualitativo son:

La entrevista (estructurada, semiestructrada o  no estructurada)

Historia de vida

Observación participante

Cámara Gesell

Grupos focales

      C) Cualicuantitativa o triangulación

Se utilizan tanto técnicas cualitativas como cuantitativas.

Actividad

1 Define investigación social

2 Describe las técnicas cuantitativas, cualitativas y cualicuantitativas.

3 ¿Qué técnica o técnicas utilizarías para tu trabajo de campo? ¿Por qué?



Contenido 5

Roberto Pérez Lannane: “La investigación social” (Fragmentos del capítulo I)

En términos generales y abrevando diferentes autores, toda investigación científica se concibe como un proceso deliberado, racional/reflexivo, sistemático, metódico, controlado y crítico que persigue obtener nuevos conocimientos. Con otras palabras, a través de este proceso se procura establecer cuáles son los elementos presentes y la función que cumplen (causantes, determinantes, intervinientes, contribuyentes, etc), en un situación o problema dado, con el propósito de describir, explicar y/o predecir el comportamiento de dicha situación o con la intención de resolver dicho problema.

Ampliemos lo anterior, desarrollando algunas de las características mencionadas:

- El hecho de que sea un proceso significa, en primer lugar, que una investigación no es algo que pueda realizarse de un día para el otro. Precisamente el tiempo es uno de los factores a tener en cuenta para el diseño y posterior realización. Además, toda investigación supone un período de maduración y un avance progresivo. En segundo lugar y en correspondencia con lo anterior, en tanto proceso, toda investigación implica una serie de fases, pasos y etapas, que, según sea su tipo, estarán más o menos formalizados y serán de cumplimiento más o menos riguroso.

- Con respecto a la racionalidad/reflexividad, ésta se refiere a tres cuestiones diferentes aunque relacionadas entre sí. Por un lado, alude a los aspectos lógico racionales que deben estar presentes en toda investigación; por el otro, al papel que le cabe al investigador, al rol activo en tanto sujeto cognoscente debe desempeñar. Pensemos, por ejemplo, en Bachelard (1945), para quien el hecho científico se conquista, se construye y se comprueba. O en Bourdieu (1975), quien basándose en aquél también se refiere a la ruptura con “la ilusión del saber inmediato”. O en Guber (1991), cuando destaca la importancia de la reflexividad –y no sólo por parte del investigador sino también por parte de los actores estudiados, y la que surge de la relación entre ambos-, tanto en la construcción del objeto de estudio como en el trabajo de campo y creación de datos. Y en tercer lugar, al papel que se le asigna a la razón científica, ya no tan sólo –como concibe el positivismo- adjudicándole un mero rol instrumental por el que se encargaría exclusivamente de los medios necesarios para acceder a determinados fines/objetivos (cuya legitimidad y racionalidad está fuera de toda discusión) convirtiendo la cuestión en algo meramente técnico, sino también –y en especial- como evaluadora de la racionalidad de los propios fines, una razón crítica, objetiva (no neutral) y sustantiva que introduzca como corresponda la problemática de los valores. Porque –como se verá más adelante-, frente al objetivo de lograr un nuevo conocimiento, necesariamente resulta pertinente la pregunta de para qué de ese conocimiento.

(…) De lo que se trata es del ejercicio racional de la crítica de fines que no tiene por objeto absolutizar ninguno de ellos, sino más bien romper la fe en el pretendido carácter absoluto de algunos de esos fines. (…) La ciencia social deberá señalar la injusticia implícita en posiciones que se pretendan justas, o los recortes a la libertad que se presenten como conquistas de la libertad. El papel normativo de la ciencia social es más bien de crítica que de propuesta, y tratará defender valores y no programas políticos concretos.

Por otra parte, los objetivos de la investigación no son sólo fines científicos sino también extracientíficos; no pertenecen en forma exclusiva a las comunidades científicas, sino a las distintas comunidades histórico sociales de las cuáles aquéllas forman parte. De igual manera, las prácticas científicas integran las prácticas sociales y por lo tanto se rigen –aunque con cierta autonomía que tal vez sea mayor  que la de otras prácticas específicas-, por la relación de poder existentes entre ellas.

- Precisamente, el control es otro de los rasgos que caracteriza al proceso de investigación y puede ser analizado desde diferentes perspectivas. Existen controles metodológicos, epistemológicos, filosóficos, sociales, políticos, ideológicos, económicos y éticos. Hay controles internos al proceso de investigación (especialmente metodológicos) que apuntan a erradicar el mayor número de errores y sesgos posibles sin que por ello se alcance absoluta objetividad del conocimiento aunque se tienda a ella (a la objetividad, no a la neutralidad). Hay controles internos a la comunidad científica (especialmente epistemológicos, filosóficos, políticos, económicos y sociológicos) que desarrollan sus propios miembros (que, por sus intereses específicos y por su pertenencia a determinados paradigmas, se hallan en competencia/conflicto) También están los controles externos que realizan los grupos de poder y de presión (especialmente político-ideológicos y económicos) que no necesariamente por lo general, es así, procuran una mayor objetividad. Finalmente, están los que ejercen la propia comunidad en general (especialmente político-ideológicos y sociales) a través de la opinión pública y de los medios de comunicación atravesados por todos los agentes mencionados y/o involucrados, desde el comienzo hasta el final del proceso (antes y después) están los controles ético morales como ocurre en toda actividad humana.

- Por último, y porque quizás sintetice e incluya todo lo anterior, habría que destacar el aspecto crítico de toda investigación y, por lo tanto, el perfil crítico que debe poseer todo científico. Y esto por varios motivos que a continuación se explicitarán.

En primer lugar, la decisión de investigar una determinada situación o problema supone una elección (orientada por valores) entre una gama de posibles problemas. En segundo lugar, encierra un juicio de valor o, lo que es lo mismo, supone un no estar de acuerdo, ya sea con el conocimiento (o desconocimiento) que se tiene sobre el problema o con las soluciones que se proponen, o ya sea con el estado en que se encuentra dicha situación. Y este desacuerdo se transforma –directa o indirectamente, voluntaria o involuntariamente- en una denuncia. (…) Quienes se sientan involucrados percibirán esa denuncia como un ataque a sus intereses y, en tal sentido, van a reaccionar y –entre otras cosas- es posible que califiquen a los investigadores –en el mejor y más amplio sentido del término- de subversivos. Y es correcto, porque investigar supone subvertir cierto estado de cosas o statu quo, independientemente de cual sea el ámbito o contexto.

Por último (aunque tal vez tendría que estar en primer lugar), la perspectiva crítica de la investigación nos remite a la idea de que no se debiera investigar por el mero hecho de hacerlo –más allá del válido placer que se sienta-, sino que, por el contrario, habría que actuar luego en consecuencia, haciendo uso de los hallazgos obtenidos. Y no –en el peor de los casos- archivándolos burocráticamente o no tan sólo –y en el mejor de los casos- dándolos a conocer. Dado que de poco sirve estudiar el nivel de pobreza existente en el país (incluso por los propios organismos oficiales) si luego no se actúa para erradicarlos, o evaluar la calidad del aprendizaje en alumnos primarios y secundarios para llegar a la conclusión de su estado deficitario y no hacer nada para mejorarla.

(..) la investigación no es o no debiera ser un proceso aislado sino que, por el contrario, forma parte de un proceso mayor que se podría denominar “Proceso de Resolución de Problemas”.


Actividad

Define Investigación científica teniendo en cuenta los siguientes conceptos:

Proceso

Racionalidad / reflexividad

Control

Aspecto crítico




Contenido 6

EL MITO DE LA CIENCIA

La ciencia positiva (positivismo)

Con Galileo se funda la ciencia moderna en donde la razón humana pasa a ser la fuente de todo conocimiento.  A partir de allí, el pensamiento científico evoluciona hasta llegar al positivismo en las ciencias sociales.  El paradigma positivista nace en el siglo XIX a partir de las teorías de Comte y su rasgo distintivo radica en seguir los métodos científicos provenientes de las ciencias naturales, por lo que también recibe el nombre de “Física social”. Basado en la noción de exactitud, rechaza las cuestiones metafísicas y busca la objetividad y las regularidades en el campo social.  El positivismo sólo acepta como objeto de estudio a lo existente en la realidad, descartando las visiones teológicas. Los problemas sociales y morales han de ser analizados desde una perspectiva científica positiva que se fundamente en la observación empírica de los fenómenos y que permita descubrir y explicar el comportamiento de las cosas en términos de leyes universales susceptibles de ser utilizadas en provecho de la humanidad.

Comte afirma que únicamente la ciencia positiva podrá hallar las leyes que gobiernan no sólo a la naturaleza, sino nuestra propia historia social.

Comte entiende a la palabra “positivo” según las siguientes acepciones:

1.      Lo real, por oposición a lo quimérico;

2.      Lo útil, por contraste con lo inútil;

3.      La certeza, opuesta a la indecisión;

4.      Lo preciso, frente a lo vago;

5.      Lo positivo, contra lo negativo (crítico, disolvente);

Miguel A. Quintanillas  “El mito de la ciencia”

No parece exagerado afirmar, por paradójico que resulte, que la ciencia es uno de los grandes mitos de nuestro tiempo.  Nuestra sociedad rinde culto a la ciencia aunque no sabe muy bien (quizá porque no sabe muy bien) en qué consiste aquello que venera.

Ante esta situación pensamos que una de las tareas urgentes del filósofo crítico, de la ilustración de nuestros días, es contribuir a disolver el mito de la ciencia,

 De entre todas ellas centraremos nuestra atención en las que atribuyen a la ciencia alguna de las tres notas siguientes: 1) la ciencia es infalible o al menos absolutamente objetiva  progresiva, 2) la ciencia es neutral; 3) la ciencia es autónoma.

1. La infalibilidad, la objetividad y el progreso de la ciencia

Para una concepción positivista de la ciencia (para la concepción predominante en nuestra cultura) el conocimiento científico es un conocimiento seguro y su alcance es ilimitado.  La formulación fuerte es la que se corresponde, estrictamente hablando, con el mito de la infalibilidad de la ciencia.  Las ideas que componen este mito son las siguientes: 1) La verdad científica es absoluta y definitiva: un enunciado realmente científico (que normalmente quiere decir comprobado), tiene un valor igual, o muy semejante al de un enunciado del tipo «2 + 2 = 4».  2) El conocimiento científico es un conocimiento total: lo que sea, por ejemplo, la inteligencia se agota en lo que la psicología científica me dice actualmente sobre ella.  3) El conocimiento científico es un conocimiento seguro: las dudas no son asunto de la ciencia; cuando ésta ha logrado un descubrimiento o ha formulado una ley, esta ley se cumple siempre, aquel descubrimiento vale para siempre. Una consecuencia práctica de esta concepción es la que hemos elegido para dar nombre general a este conglomerado de ideas; 4) Según ellas las predicciones científicas son infalibles: si la ciencia dice que en tales circunstancias sucederá tal cosa, tal cosa debe suceder; o si, por el contrario, queremos estar seguros de lo que sucederá en tal circunstancia, lo único que debemos hacer es preguntar a la ciencia.

Esta mitología de la infalibilidad puede darse tanto en el ámbito de las ciencias naturales como en el de las ciencias sociales.

La epistemología que subyace al mito de la infalibilidad de la ciencia es inaceptable.  En primer lugar porque con ella se invalida prácticamente toda la historia de la ciencia, es decir, porque está en contradicción con un hecho fundamental de tal historia: el hecho de que la ciencia evoluciona y de que en esta evolución hay múltiples errores, pasos hacia atrás, cambios, modificaciones, etc.  En segundo lugar, el carácter de certeza y seguridad que se atribuye al conocimiento científico es algo que hace referencia más a una actitud psicológica (a una ilusión en realidad) del sujeto (científico o filósofo) que a una nota intrínseca de la ciencia.  Esta no tiene ningún medio para proporcionar un conocimiento cuya certeza esté garantizada.

Según el mito de la infalibilidad, la representación científica del mundo es absolutamente correcta, completa y definitiva.  Según el mito de la objetividad la representación científica del mundo en un momento dado es falible, parcial y provisional, pero es la única representación que puede corresponder con la realidad, es la única representación objetiva.  Sin embargo, está claro que la ciencia es una representación del mundo, no solamente un instrumento para su manipulación. (…) Pondremos un ejemplo sacado de la parapsicología: el fenómeno de las alucinaciones puede ser explicado por dos teorías, una que apela a los poderes diabólicos y otra que apela a factores psicológicos y neurofisiológicos.  De ambas teorías se pueden derivar esquemas de verificación práctica.  En el primer caso se puede demostrar cómo a través de un complejo sistema de invocaciones al diablo, siguiendo ritos determinados, pueden conseguirse efectos de alucinación en uno mismo o en los demás.  Según la segunda teoría los mismos efectos se obtienen por técnicas de sugestión psicológica o simplemente mediante la administración de alucinógenos. Desde esta segunda teoría, se pueden además reinterpretar los resultados prácticos positivos que se apoyan en la teoría diabólica explicando cómo en los ritos que tal teoría exige realizar existen factores de sugestión o incluso utilización de alucinógenos.  Pero también los partidarios de la teoría diabólica pueden reinterpretar los resultados de la verificación de la teoría neuropsicológica en términos de «poderes diabólicos» atribuidos al experimentador o a las sustancias alucinógenas utilizadas.  Tenemos, pues, dos interpretaciones totalmente diferentes del mismo fenómeno con sus correspondientes verificaciones por la práctica.  Y sin embargo decimos que una teoría es objetiva, responde a la realidad, mientras la otra no.  ¿Qué base existe para hacer esta atribución?

2. El mito de la neutralidad de la ciencia.

La neutralidad de la ciencia se plantea en dos dimensiones que denominaremos ontológica y axiológica.  La neutralidad ontológica se refiere a la independencia del conocimiento científico con respecto a toda cuestión metafísica o filosófica sustantiva.  La neutralidad axiológica encuentra su versión más conocida y ramplona en la idea de que la ciencia no es ni buena ni mala, sino que todo depende de para qué se utilice: justamente como si la ciencia fuera un artefacto o quizá una fuerza natural a disposición del usuario por un módico precio.  Componentes más refinados del mito de la neutralidad axiológica se encuentran en la idea, también muy extendida, de que las ciencias sociales no implican ni suponen ni obligan a una determinada forma de acción, sino que simplemente se limitan a proporcionar medios técnicos para conseguir fines previamente dados.

Pero 1) No hay hechos sin teorías ni observaciones sin interpretaciones.  2) No hay ciencia sin normas y valores.

3. Autonomía y primacía de la ciencia

Trataremos aquí un último aspecto de la actual mitología de la ciencia.  En términos generales podríamos denominarlo el mito de la autonomía.  En realidad, sin embargo, este mito tiene dos componentes: la idea de la autonomía de la ciencia estrictamente dicha y la idea (que va siempre, de una forma u otra, conectada con la anterior, aunque no se reduzca a, ni se deduzca de ella) del poder determinante de la ciencia con respecto a otras esferas de la vida social.

Por lo que respecta al pretendido poder determinante de la ciencia sobre otros aspectos de la vida social (a lo que aludimos en el encabezamiento de este apartado con la expresión «primacía de la ciencia»), se trata de una concepción igualmente mítica que sorprendentemente suele acompañar al mito de la autonomía.  Sorprendentemente, pues, lo menos que podría pensarse es que si la ciencia es tan autónoma con respecto a los componentes de la estructura y la historia de la sociedad, debería ocurrir también que, con respecto a ellos, la ciencia fuera irrelevante.  Si de hecho no sucede así, es porque tras la concepción de la autonomía de la ciencia se oculta con frecuencia una concepción idealista de la sociedad, en la cual las ideas —que en principio deberían considerarse como un producto, o al menos como un subsistema del sistema social— aparecen en realidad como el motor y el origen de aquélla.

Los puntos débiles de la ideología de la revolución científico-técnica radican, por una parte, en la concepción que en ella se mantiene sobre las relaciones entre ciencia y técnica.  Por otra parte, en la concepción de las relaciones entre ciencia-técnica y actividad industrial.

Cerutti dice que Bunge afirmó que los científicos no eran éticamente responsables de "los crímenes de guerra cometidos por el poder político y militar norteamericano, sino que la responsabilidad recaía sobre los tecnólogos que trabajaban al servicio del Pentágono y la Casa Blanca.  Esto supone la clásica, y tan cuestionada, distinción tajante entre ciencia pura y ciencia aplicada.  Según este punto de vista, los científicos que hacen la investigación básica (la ciencia por la ciencia misma, la ciencia por amor al conocimiento) no son moralmente responsables por el uso que pueda hacerse de sus investigaciones.

Esta visión simplista de la investigación científica es, en nuestros días, ingenua. Se destinan millones de dólares en proyectos científico-tecnológicos con fines predeterminados.  Científicos y tecnólogos trabajan conjuntamente en proyectos, no sólo financiados sino también ideados por quien busca algún rédito inmediato o a largo plazo. La ciencia, también para Klimovsky, sería simplemente un instrumento que puede ser bien o mal utilizado, una herramienta neutral, como, por ejemplo, un martillo.  Con un martillo se puede hacer algo muy productivo como clavar un clavo o algo muy censurable como romperle la cabeza a un hombre.

Queremos destacar nuevamente la importancia que tiene la interacción entre ciencia, tecnología y sociedad y cómo el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la sociedad está vinculado a la enseñanza de las mismas. La alfabetización científico-tecnológica es esencial para la educación de todos los ciudadanos y ciudadanas y para la preparación inicial de los futuros científicos.  Esta alfabetización debería apuntar a considerar diversas perspectivas de la ciencia y la tecnología que incluyan la historia de las ideas científicas, la naturaleza de la ciencia y la tecnología, y el papel de ambas en la vida personal y social.  Todos estos aspectos de la alfabetización persiguen que los ciudadanos se involucren en la toma de decisiones en torno a los problemas de interacción ciencia-tecnología-sociedad.

Actividad

1 ¿Qué es el positivismo? ¿Cómo entiende Comte la palabra “positivo”?

2 ¿A qué se refiere Quintanillas cuando habla de los mitos de la ciencia?

3 ¿Cuáles son esos mitos? Describilos brevemente.

4 ¿Qué es lo que quiere demostrar el autor con este texto? ¿Coincidís con su postura? Justificá tu respuesta.



Contenidos 7 y 8

PARADIGMAS DE LAS CIENCIAS SOCIALES

           Definición de paradigma

Se denomina paradigma al marco teórico en el cual se inscriben las doctrinas científicas. Es el conjunto de hipótesis, métodos, técnicas, creencias, valores, puntos de vista, formas de abordar el  conocimiento al cual adscriben un grupo de científicos. Existen diferentes paradigmas en las ciencias, y cada uno tiene una mirada ideológica de la forma en que se debe estudiar la realidad.

En las ciencias sociales hay, a grandes rasgos, tres paradigmas: el positivista, el hermenéutico y el crítico.

"EL DESAFIO DE LAS CIENCIAS SOCIALES:

desde el naturalismo a la hermenéutica" Rubén Pardo

1. La concepción naturalista-empirista (Positivismo)

Ya se ha dicho que las ciencias sociales aparecen, desde su nacimiento mismo, como la continuación y consumación de un programa científico o –para ser más amplios-de un proyecto filosófico-científico, que no es otro que el de la modernidad.  Según éste, debe procurarse trasladar ese progreso, tan vertiginoso como impresionante que han experimentado las ciencias naturales desde la revolución científica de los siglos XVI y XVII al ámbito del conocimiento y control del mundo social. Vale decir, se trata de aplicar el modelo de las modernas ciencias naturales –representadas paradigmáticamente por la ciencia físico-matemática- a esas nuevas disciplinas científicas que estaban siendo concebidas con la misión de hacer posible aquel mismo “progreso”, pero ahora en lo que concierne al conocimiento de la sociedad.  ¿Y en qué consistía, básicamente, ese arquetipo de ciencia a partir del cual se construye la concepción naturalista de las ciencias sociales?  Podemos sintetizarlo en los siguientes puntos:

* En primer lugar, puede afirmarse que una de las características principales y diferenciales de la ciencia moderna, respecto de la  anterior es la de su conciencia metodológica: el pensamiento moderno tiende –de modo esencial- a identificar el saber, el conocimiento propiamente dicho, la ciencia, con lo comprobable empíricamente y, por tanto, la verdad con la certeza. Esto es lo que posibilita, a partir del innegable avance de las ciencias naturales a partir del siglo XVII, la reducción de la verdad a método.  Así, un cuerpo de conocimientos, para que sea considerado como “científico”, debe seguir, necesariamente, cierto procedimiento, ciertos pasos.  Si una investigación –cualquiera que ésta sea- omite o elude alguno de ellos (los cuales son establecidos por la comunidad científica), pierde inmediatamente su pretensión de cientifícidad.  En conclusión, la ciencia moderna es –en su más pura esencia- exigencia metodológica; o, dicho en otras palabras, el triunfo de la ciencia moderna –como ya decía Nietzsche - es el triunfo del método científico. A su vez, esa conciencia metodológica prescribe que el quehacer propio de toda ciencia ha de ser el de explicar la realidad; entendiendo por el concepto de explicación la capacidad de dar cuenta de fenómenos particulares mediante leyes universales derivadas de la observación.

* Además, esa actividad explicativa sólo será cumplimentable en la medida en que pueda seguirse puntillosamente otra norma ineludible del método científico, a saber, la de la objetividad.

* Finalmente, y sin la pretensión de agotar el significado del concepto moderno de ciencia, podría agregarse que el conocimiento científico, bajo el paradigma de la modernidad, es a la vez exigencia matemática; lo cual se manifiesta, sobre todo, en la inclinación casi inexorable a cuantificar todo cuanto se suponga que es objeto de ciencia, sean fenómenos naturales o sociales.  Tanto es así, que algunos llegan a creer que a mayor matematización o cuantificación de variables, más cientificidad.

Éste es el ideal de ciencia que va a intentar implantarse a las aún balbuceantes y nuevas disciplinas científicas nacidas del ambicioso proyecto moderno de racionalización plena de la realidad.  Si las recientemente creadas ciencias sociales modernas, como la sociología, la antropología, la psicología, o la historia –por dar sólo algunos ejemplos-logran instituirse cabalmente como ciencias, en el sentido moderno de este término, deberán hacer esto mismo que han hecho las victoriosas ciencias naturales.

2. La reacción comprensivista (Paradigma hermenéutico)

La concepción naturalista-empirista de las ciencias sociales acrecentó su carácter dominante en el ámbito de la epistemología sobre todo a partir del progreso continuo y expansivo de las ciencias, naturales.  El prestigio que éstas alcanzaron sobre la base de los resultados de su inserción en el campo productivo por medio de la aplicación tecnológica de sus productos, obró como fundamento de la visión unitaria y continuista de las ciencias: las nacientes disciplinas sociales no podían menos que ser pensadas desde estos parámetros triunfantes de las cada vez más exitosas ciencias de la naturaleza.  Pero, ya desde las postrimerías mismas del siglo XIX, comienza a tejerse un debate que va a dar color y a estigmatizar a toda la centuria siguiente: las discusiones del status epistemológico de las ciencias sociales bajo la forma de una oposición entre “explicar” y “comprender”.

Hacer ciencia es –desde la concepción naturalista-empirista- explicar un fenómeno, esto es, dar razones de por qué esos fenómenos ocurren y estas –al fin y al cabo- provienen de leyes científicas a partir de las cuales puede inferirse el enunciado que describe el fenómeno a explicar.  El camino a recorrer por las Ciencias sociales debía ser el mismo: dar cuenta de lo social, en tanto conjunto de hechos empíricos, mediante leyes.

Sin embargo, hacia fines del siglo XIX, y sobre todo dentro de la tradición de la filosofía alemana que arranca con el romanticismo y continúa con la Escuela histórica, hace su aparición en el ámbito teórico de las ciencias sociales un elemento determinante: la subjetividad.  Eso que durante tanto tiempo había sido sepultado bajo los pretenciosos supuestos de de la normativa metodológica, sale a la superficie y explota: ahora, se piensa, resulta imposible seguir ocultando y pasando por alto la influencia ineludible del sujeto de conocimiento en el proceso cognoscitivo mismo.  Fundamentalmente desde la teoría de la obra de arte, comienza a comprenderse que es imposible forjar un lenguaje y desarrollar un conocimiento sobre lo social que omita referencias a conceptos tales como los de “voluntad”, “propósito”, “intención”.  Del mismo modo en que no puede alcanzarse el sentido pleno de una producto artístico sin prestar alguna atención al autor que está detrás de la obra misma, tampoco cabe plantear la posibilidad de entender el mundo histórico-social sin descifrar los “sentidos” que en el van creando sus propios constructores, los actores sociales. Así, solo puede accederse al conocimiento dé lo social si primero “comprendemos” sus significados.  En síntesis, a partir de autores tales como Droysen, Dilthey, Max Weber y Collingwood –los que conformaron la tradición alemana de las Geisteswissenschaften (ciencias del espíritu) –el objetivo de las ciencias sociales no es tanto el de “explicar” –en tanto subsunción de hechos particulares bajo leyes- sino más bien el de “comprender”.  Mientras las ciencias naturales explican lo natural, las ciencias sociales comprenden lo social.  ¿Y qué significará “comprender”?  Respuesta: desocultar el sentido de algo, dar cuenta de los significados emitidos por el otro.  ¿Cómo –argumentarán los comprensivistas- en la medida en que el objeto de estudio de las disciplinas que estudian la sociedad está constituido por los hombres mismos, puede concebirse su tarea sin atender los “sentidos” que éstos emiten?  Un objeto natural, como un árbol, podrá ser “explicado”, pero un hecho social, una creación humana, debe ser “comprendido”.  Eso es lo que hace un sociólogo, cuando investiga las características de un grupo social o de cualquier proceso sociopolítico, o lo que hace un “psicólogo” cuando atiende un paciente: comprender significados.

Nace así un debate de ribetes no sólo cognoscitivos sino también ontológicos.  La disputa en torno al tipo de conocimiento propio de las ciencias sociales –explicación o comprensión- se funda en una discusión acerca de supuestos sobre el tipo de realidad que constituye lo social.  ¿Ésta debe ser asimilada a lo natural o, más bien, convendría poner el énfasis en las diferencias entre sociedad y naturaleza?  Obviamente, los comprensivistas basan su concepción de las ciencias sociales, centrada en la comprensión, en una esencial especificidad de lo social: esta realidad, a diferencia de la naturaleza, es básicamente valorativa, simbólica, lingüística, histórica.  El “error” de los naturalistas, sería el de no tomar en cuenta la forma en que la realidad social se constituye y mantiene.  La concepción standard (naturalista-empirista) de la que hablábamos anteriormente, homologa el mundo social al físico y entiende al primero como una estructura invariante en la que es posible encontrar regularidades empíricas, mientras que una versión más adecuada de la labor del científico social debería prestar atención al carácter simbólico de la vida humana y a los horizontes de sentido que la constituyen.  O, dicho de otro modo –siempre según el comprensivismo- las ciencias sociales no pueden dejar de lado el mundo de la vida cotidiana, ese entramado de significados compartidos en el que vivimos y que ponemos en juego al hacer ciencia

3. Paradigma crítico

Surgimiento

En los años sesenta surgen etnógrafos que se basan en las teorías marxistas* y neo-marxistas, comenzando a emerger movimientos críticos y sociales a favor de nuevas identidades sociales, razas y géneros.

Dichos movimientos comienzan a mostrar su disconformidad con la noción positivista existente y la etnografía objetiva que pretendía crear estudios libres de sesgos, situación que mencionamos anteriormente referente a la subjetividad existente en la investigación social.

Posteriormente comienzan a abogar por una etnografía que además muestre las diferencias entre poderosos y oprimidos, dejando en evidencia los comportamientos y sentimientos de estos grupos. Esto implica mucho más compromiso por parte del investigador, pues debe poner en evidencia sus resultados con el fin de promover sociedades más igualitarias.

Diferencias clave con la etnografía tradicional:

A pesar de que metodológicamente las técnicas utilizadas son las mismas que en la etnografía tradicional, Escribano (2008), menciona que la diferencia con la etnografía tradicional está radicalmente en la intención política de cambio social, para desenmascarar las estructuras sociales dominantes y sus mecanismos de dominación y represión.

Thomas (2003) apunta que la etnografía crítica va más allá de una descripción de la cultura, pues se dirige a la acción para el cambio cuestionando la falsa conciencia y las ideologías expuestas a lo largo de una investigación.

Aquí se evidencia una diferencia con la etnografía que describimos anteriormente, pues el investigador se involucra aun más y denuncia una situación.

Como bien apuntan Foley y Valenzuela (2005), se reemplazan las grandes visiones positivistas universales y objetivas “omnipotentes” por nociones más modestas con mayor ubicación histórica y cultural, más locales, que hablan de una raza, género, clase o identidad sexual por ejemplo. Guerrero (2002), por su parte, afirma que la etnografía tradicional se limita a describir culturas detenidas en un presente ahistórico, viéndola como una construcción irreal donde se descuida la historia y la política. Por el contrario, la etnografía crítica ve a la cultura en su historicidad pues esta cambia constantemente, más hoy que se encuentra inmersa en un proceso de globalización.

*Teoría marxista: Interpreta la historia a través de la materia. Manifiesta que lo que condiciona la historia humana no es el espíritu (Hegel), sino las relaciones económicas de producción (Marx). Concibe la historia como un proceso dialéctico, como una serie de contradicciones que se dan en la estructura económica. Estas contradicciones se manifiestan en la lucha de clases (amo-esclavo en la antigüedad, señor feudal-siervo en el medioevo y burgués-proletario en la modernidad).

El hombre para Marx tiene valor supremo, es fin en sí mismo, y esto lleva consigo la libertad y la condena de todo tipo de  esclavitud, como puede ser la alienación (el hombre se separa de sí mismo cuando produce mercancías que no va a usar y sirve para el enriquecimiento del dueño de la empresa). El hombre es un ser dinámico, que no está hecho, sino en constante desarrollo hacia su plenitud. El hombre es el protagonista de la historia y está llamado a transformar la realidad mediante la praxis. El humanismo de Marx es ético, ateo, materialista, económico, comunitario, revolucionario y científico.

Para Marx, las ideologías son representaciones, falseamientos de la realidad. Las alineaciones e ideologías desaparecerán cuando desaparezcan las clases sociales en una sociedad comunista.

La ciencia social, para la teoría crítica, debe servir para desenmascarar la ideología de la clase burguesa y la dominación de los capitalistas sobre los trabajadores. El cientista social debe trabajar para la transformación de la sociedad utilizando el método dialéctico, mostrando las contradicciones entre las clases sociales para mentalizar a la clase trabajadora de que deben levantarse contra la burguesía y tomar las riendas de la historia.

Actividad

1. ¿Qué es un paradigma?

2.  Enumerá las características principales del paradigma naturalista-empirista. (conceptos guía: ciencias naturales-método científico-explicar la realidad-objetividad-cuantificación)

3 ¿Cuáles son los postulados fundamentales del modelo comprensivista? (conceptos guía: subjetividad-comprender la realidad-mundo social.

4 Características del paradigma crítico. (Conceptos guía: cambio social-investigador-historia y política)

5 Define marxismo. (conceptos guía: estructura económica-ciencia social)

6 ¿Cuál de los tres paradigmas te parece más adecuado para las ciencias sociales? ¿Por qué?




Contenido 9

Teoría del orden y teoría del conflicto

(Texto en fotocopias)

Actividad

1. Describe los postulados de la teoría del orden teniendo en cuenta los siguientes ejes:

Sociedad

Anomia

Salud

2. Describe los postulados de la teoría del conflicto teniendo en cuenta los siguientes ejes:

Sociedad

Alienación-cambio

Socialización-delincuencia-castigo

3. Fotocopia Manifiesto y Definición de educación

De los textos A y B, ¿cuál pertenece a la T del orden y cuál a la del conflicto? Justifica tu respuesta.

4. ¿Cómo definirían al movimiento piquetero la T del orden y la T del conflicto?

                                                                                                                              

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